La escoliosis consiste en la desviación lateral (hacia la izquierda o la derecha) en forma de S o C de la columna vertebral. La escoliosis no sólo produce una deformidad estética que impacta emocional y psicológicamente en el niño, adolescente e incluso en el adulto que la padece, sino que sus complicaciones pueden alcanzar órganos vitales como los pulmones y el corazón. Por ello su detección y tratamiento precoz es de suma importancia.

Según su origen, la escoliosis puede ser idiopática (de causa desconocida) o secundaria (congénita por hemivértebras, etiología neuromuscular, tumoraciones…). Existe otro tipo que no es una “verdadera escoliosis” sino una “Actitud Escoliótica” cuya característica principal es que presenta un patrón inflamatorio o doloroso y es debida a un espasmo asimétrico del músculo que origina una inclinación de la columna pero no se acompaña de una rotación de las vértebras.

En un 80% de los casos, la escoliosis es de origen idiopático, es decir, no se conocen las causas y en su mayoría ocurre en adolescentes en período de desarrollo físico ya que en esta etapa el crecimiento musculoesquelético es tan rápido que pueden presentarse una serie de descompensaciones en la columna. 

En el resto de los casos se debe normalmente a defectos de la formación de la columna vertebral durante la etapa embrionaria o es un signo que acompaña a otras enfermedades generales, como la distrofia muscular o el Síndrome de Marfan.

La escoliosis no tratada o detectada a tiempo, no sólo es un serio problema psicológico para los niños o adolescentes, ya que su apariencia puede generar inseguridades y pueden ser víctimas de “bullying”, sino que además físicamente puede originar patologías cardíacas o pulmonares que empeoren la calidad de vida a largo plazo de quienes la padecen.

tipos escoliosis

¿Cómo podemos sospechar que nuestros hijos pueden estar sufriendo escoliosis? 

Síntomas y signos habituales

Vista desde atrás una columna vertebral normal es recta, de forma que la espalda aparece simétrica.

Cuando existe una escoliosis, la columna se ve curvada y se pueden observar uno o varios de estos signos:

Habitualmente la escoliosis no duele, principalmente en niños y adolescentes, aunque con los años tiende a producir los siguientes síntomas

Detección o diagnóstico

Normalmente, la escoliosis comienza a sospecharse en una revisión rutinaria de pediatría. Además, en casa podemos, a través de una observación general (siguiendo los signos ya explicados anteriormente) detectar una posible curvatura.

En ocasiones, se remitirá al niño o adolescente a la consulta con el traumatólogo para una valoración más específica y será éste el que determine si es necesario realizar una radiografía para confirmar el diagnóstico o no.

Cabe destacar que las campañas de prevención o detección realizadas en los colegios y/o los centros de salud no han sido del todo eficaces hasta la fecha porque en muchas ocasiones esta patología se inicia o desarrolla de forma muy rápida y progresiva lo que hace que lo que estaba bien en una revisión puede que a los 4-6 meses haya cambiado.

El test de Adams  es la prueba inicial más oportuna y utilizada para la detección de la escoliosis. Ésta consiste en el que el niño o adolescente se dobla hacia delante, manteniendo las piernas rectas, con ambos brazos colgando. Dicha acción revela si una parte de la columna presenta anormalidades (gibas) en las costillas o espalda. Si bien esta prueba no evidencia la severidad de la enfermedad permitirá que el médico solicite la radiografía del paciente para la identificación del tipo de tratamiento.

Tratamiento

En todos los casos la fisioterapia es el tratamiento coadyuvante recomendado. Los ejercicios y la rehabilitación no reducen la magnitud de la curva o el riesgo de progresión, pero estas medidas se pueden utilizar como tratamiento complementario para mejorar la postura y fortalecer los músculos, lo que favorece la compensación de la columna y el bienestar del paciente.

Cuando la inclinación o curvatura está entre 25-50 grados se recomienda el uso de un corsé además de la rehabilitación. El tratamiento ortopédico con corsé puede, en algunos casos, controlar de forma parcial la progresión natural de la escoliosis idiopática evitando una intervención quirúrgica. Como ya se ha indicado, se utiliza a partir de 25º de angulación o incluso a veces con menos grados si todavía no ha iniciado el brote de crecimiento puberal y el riesgo de progresión y descompensación es alto.

Y cuando la escoliosis es mayor de 50 grados, el tratamiento aconsejable es la cirugía.

Osium Trauma colabora con la Asociación de Escoliosis de Castilla y León (ADECYL) localizada en Valladolid que es, además, la única en España. Conjuntamente realizamos un tratamiento multidisciplinar para realizar un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado.